lunes, 19 de diciembre de 2011

La curiosidad mató al gato y los adultos a la curiosidad...

Hoy por la mañana me subí en el ascensor de casa y me encontré a una pareja con un niño. Se dio la típica situación de cortesía a la par que incomodidad que provoca compartir un espacio tan pequeño con un desconocido. Saludo amable y sonrisa forzada, seguida por  la socorrida conversación sobre el tiempo: pues parece que hace frío, sí, sí, ya tocaba, es que ya estamos en Diciembre... Por suerte el niño nos interrumpió. No tendría más de 5 años. Se le ocurrió preguntarme en que piso vivía. Sus padres, le reprendieron diciendo que no se podían hacer esas preguntas, que era de mala educación.  No sé si el niño  entendió el rapapolvos, aunque he de decir que lo aguantó estoicamente. La que no lo entendí fuí yo.

Resulta que somos pequeños y decidimos preguntar, descubrir, aprender, intentar entender;... Nos hacemos mayores y nos da vergüenza preguntar, no lo consideramos apropiado o lo que es peor, ni siquiera se nos pasan las preguntas por la cabeza. ¿En que momento muere nuestra curiosidad? ¿Cuando pasamos a aceptar todo tal cual es a pesar de que no lo entendamos? ¿En que punto exacto del camino dejamos de hacernos preguntas?  Y sobre todo, ¿por qué dejamos de hacernoslas?

Cuando un bebé consigue tener en sus manos cualquier objeto, ¿qué hace?. Primero lo mira, luego lo toca, comprueba si hace ruido  y juega con él, después se lo acerca, no sé si lo huele o no, pero acto seguido se lo lleva a la boca. ¡Un bebé emplea los cinco sentidos en saber qué diablos es lo que tiene en las manos! Una vez superada la etapa de llevarnos todo a la boca, pasamos la etapa del : "Y ¿por qué?" Nos cuestionamos absolutamente todo y llegamos a desesperar a los adultos que, llegado el momento, consideran nuestras preguntas absurdas por imposibles de responder... Sin embargo, luego, en la universidad, nos enseñan entre otras alternativas a la  solución de problemas  (diagrama de Ishikawa,brainstorming,...) la técnica del "por qué- por qué". Y dices tú: Pero si esto ya lo hacía yo de niño y me mandaban callar.  

Se supone que el sistema educativo, y no hablo sólo del colegio,sino de la educación en el sentido más amplio de la palabra,  sirve parar aprender, para adquirir conocimientos, para intentar entender, para despertarnos... ¿Por qué entonces terminamos adormilados? ¿Por qué entonces matan nuestra curiosidad? Terminamos convertidos en papagayos. Repetimos, repetimos y repetimos sin saber porque. Repetimos lecciones de la página una a la veinte, repetimos el comportamiento de nuestros padres, de nuestros hermanos mayores, repetimos las mismas rutinas cada día... Repetimos. Simplemente repetimos.

Tal vez el principal problema de la educación es que no debería estar basada en aprender, sino en aprehender, es decir, es hacer nuestro. Y para aprehender hay que cuestionarse, hay que entender, hay que asimilar, hay que experimentar, hay que jugar con los sentidos, hay que decir tonterías y no tener vergüenza a hacerlo, hay que preguntar, preguntar y seguir preguntando....

Muchos antes que yo le han dado vueltas a esta idea. Yo he necesitado varios párrafos, los grandes genios saben resumirlo en una cita: "Los niños son los depositarios de la sabiduría. Lo malo para el mundo es que a medida que crecen van perdiendo el uso de la razón, se les olvida en la esucela lo que sabían al nacer, se casan sin amor, trabajan por dinero, se cepillan los dientes, se cortan las uñas, y al final -convertidos en adultos miserables- no se ahogan en un vaso de agua sino en un plato de sopa"-Quino-

1 comentario:

  1. Por desgracia, desde pequeños nos hacen creer que lo que hacen los mayores es lo correcto. Es mi teoria de por qué pasamos de investigar por nosotros mismos a copiar.
    "Mira a tu hermano", "¿Has visto como lo hace mamá?", "Lo ha hecho mejor él"
    Así pasamos de comprobar a comparar y en ese punto, nos venga quien nos venga a decir que seamos libres de equivocarnos, de hacer las cosas a nuestra manera, nosotros copiamos.
    Obviamente copiar en el colegio no es legal, pero el resto si.
    Copiamos una receta que nos han dado, en vez de darle el toque personal que suele mejorar incluso la receta original, por ese miedo inculcado a equivocarnos, a errar, a ponernos en evidencia.
    A estas alturas si preguntamos o investigamos en vez de copiar conductas, nos toman por listillos, chulos o resabidos.
    Luego nos ponen la frase esta de "si quieres que algo se haga bien, hazlo tu mismo".
    Las comparaciones siempre son contradictorias, cansadas y nos llevan, al final, a darnos cuenta de que, por mucho que nos cueste, debemos investigar, probar, jugar y sobre todo, aprender las cosas como cada uno sabe resolverlas.
    Hay quinientas formas de solucionar un mismo problema, pero siempre la que te han enseñado "tiene mas valor".
    Para valor el que hay que tener en esta sociedad para sacar una resolución 501 para el problema sin "copiar" del compañero.

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