sábado, 17 de diciembre de 2011

Terminó por algo...

Y tú te sigues preguntando porqué. Pues el mismo motivo que las aves emigran en invierno o  que los yogures son peredeceros, por la misma razón que desaparece el moreno a final de verano y se nos cae el pelo al llegar el otoño, o por la misma causa que se caen las hojas de los árboles...Sólamente por eso. Necesitabas savia nueva. Necesitabamos savia nueva.

 Se convirtió en manzana. No dejaba de desprender etileno haciendo que todo a su alrededor madurase antes de tiempo. Todo se pochaba y  liberaba un olor pestilente. Todo se pudría y las cosas que se pudren terminan en la basura. Atufaba . Y mientras, tú te empeñabas en aprovechar esa parte del melocotón que parecía que todavía no estaba tan mal.  Deja de empeñarte en imposibles. Estaba putrefacto, descompuesto, infecto. No te culpes, ya no había manera.
 
No querías reconocerlo, pero en realidad todos estabamos cansados. Nos tornamos insoportables. La rutina, el hastío, el aburriemiento, el desinterés,  el tedio, la fatiga, el desencanto... Al principio nos empeñabamos en disimularlo, luego fue tan grande que ni siquiera  hacíamos esfuerzos para ello. Dejamos de jugar al escondite. La mierda flotaba. Las verdades como puños asomaban. Las palabras dolían, porque esas palabras significaban y las envenenabas hasta convertirlas en dardos directos al alma. Te daba igual. No me daba igual, pero terminé por aceptarlo como normal.

Al final opté por dejarte ir, por permitir que te alejases poco a poco.Tú también. Creías que luchar ya no tenía sentido. Dejaste de aprovechar la parte del melocotón que aun no estaba pasada y decidiste que era mejor que se pudriese por completo. Te dejé ir y sólo te pedí que te quedases cuando ya no caminabas, sino que corrías. Te lo supliqué con los ojos llenos de lágrimas cuando ya habías tomado la decisión de partir. Apreté los dientes. Tenías que hacerlo. Lo hiciste.

Y es que no ocurrió porque sí. Ocurrió porque tenía que pasar, porque no había otra manera. Porque no encontraste la forma de que oliese a limpio sin tirarlo todo a la basura. Había que cerrar el círculo.

 

3 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena!, yo también quiero tirar lo podrido, empezar de nuevo, aunque cueste tomar la decisión, aunque haya que llorar. Quiero romper con mi trabajo, con los esquemas sociales que tanto me ahogan. Quiero recuperar mis amigos, aquella vida que pudo haberme hecho felíz. No me quejo de lo que viví, pero no viví lo que debía. Quizás me enfrasqué demasiado en vivir y la vida no me dejó pensar como quería vivir. Tal vez no dediqué el tiempo que tenía que dedicar a mi mujer, a mis hijos, a mi.
    Ahora lo sé. Quero romper con todo, necesito aire, mi trabajo me oprime, me asfixia, me agobia. Me siento morir, pero hasta ahora no he luchado por vivir, mis obligaciones ¿obligaciones?. No, no me arrepiento de lo que me di, pero gasté mis energías en vano, mis esfuerzos fueron mal encaminados, debí vivir para los demás, pero para así poder vivir yo. Debí disfrutar e mi amor a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos, a mi prójimo. Aún estoy a tiempo, el habr estado cerca de la muerte me ha abero los ojos, la muerte me buscó, castigó a mis seres queridos y ahora se lo que quiero...¡Vivir!, vivir por mi, por nosotros, por ellos. ivir feliz, por que si vvo felíz transmito felicidad a los demás.

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  2. Romper está bien. Como explicaba en el post, a veces es el único mecanismo de limpieza posible. Pero antes de romper hay que decidir con qué se debe romper y el porque. No vale convirtirse en un terremoto que arrasa con todo a su paso porque le oprimen los esquemas sociales. Hay que romper con cabeza. Quien de joven no fue anárquico, no tiene corazón, quien de adulto lo sigue siendo, no tiene cabeza...

    A mamá, a Diego y a mí siempre nos has dedicado tiempo. Por suerte, has tenido un trabajo que, aun con todas sus cosas malas, te permitía estar a nuestro lado. No todos los padres pueden leer a su hija el cuento de Chispita al llegar a casa. Y menos todavía son los que aun pudiendo, lo hacen...Enchufar en cuentacuentos es mucho más cómodo.

    Tu problema, o al menos lo que yo interpreto de él, es que renunciaste a otro tipo de cosas: los amigos, la vida de joven, con menos responsabilidades, más flexible, planificada sobre la marcha... Mamá era demasiado cuadriculada (ya sabes, lo regalos de reyes tenían que estar comprados en noviembre, el lunes tenía que saber a donde iba a comer el sábado siguiente...No sabía vivir de otra manera) y tú eras un ser "salvaje" al que cuesta enjaular: tu espacio, tu libertad... todos tus reclamos versaban sobre lo mismo.

    Me parece genial que ahora estés recuperando todo lo que echabas en falta y viviendo de otra manera, pero deberías hacerlo con mesura. Los amigos son importantes, el tiempo libre y hacer aquello con lo que disfrutas también, pero no te olvides de los que estuvimos allí cuando lo necesitaste, porque ahora somos nosotros quienes te necesitamos y a veces pareces no darte cuenta.

    Te dejo con una frase de desayuno con diamantes que comprenderás sin dduda:

    "¿Sabes lo que te pasa? no tienes valor, tienes miedo, miedo de enfrentarte contigo misma y decir está bien, la vida es una realidad, las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. Bueno nena, ya estás en una jaula, tu misma la has construido y en ella seguirás vayas a donde vayas, porque no importa donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma. "

    Un besito.
    Te quiere,
    Tu princesa.

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  3. Con este tema no pienso hacerme la sabionda, porque no lo soy ni por asomo. Mi psicóloga le llama trastorno de la personalidad por dependencia. Yo no se como llamarlo.
    El caso es que las rupturas y, sin llegar a extremos, los simples conflictos del día a día son para mi una montaña en comparación con lo que otro podia ver un granito de arena.
    Por desgracia me ha tocado un caracter con tendencia a satisfacer a los demás mucho antes que a mi misma. Evitar los problemas desde que tenia 8 años y aprender a evitarlos observando los de los demás.
    Por lo tanto mi "sistema emocional" (por llamarlo de alguna forma) solo sabe reaccionar bien con estímulos positivos, así que cuando viene uno negativo, por pequeño que sea, me convierto en esa niña de ocho años con necesidad de tener una vida "rosa", me convierto en una máquina de tranquilizar problemas y más tarde de negarmelos a mi misma para que reaparezcan en dolores físicos.
    ¿Cómo una persona que necesita, más que nada y como dijo un filósofo griego de cuyo nombre intento acordarme, esa necesidad básica para el ser humano que es la socialización (hasta puntos extremos) puede afrontar CREAR dolor con una ruptura?

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